Año Base | Institución | Nombre de Operación Estadística | Dependencia | Área Temática | Cobertura | Creación |
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La rehabilitación y liberación de especies silvestres desempeñan un papel fundamental en la conservación y preservación de la biodiversidad, así como en el mantenimiento de la estabilidad de los ecosistemas. En Honduras, la Secretaría de Estado en los Despachos de Defensa Nacional (SEDENA), a través del Comando de Apoyo al manejo del Ecosistema y Ambiente (C9), lidera esfuerzos para recuperar y fortalecer especies en peligro de extinción. Esta iniciativa contribuye de manera significativa a la preservación de la diversidad genética, un factor esencial para garantizar la salud a largo plazo de las poblaciones.
Según las cifras proporcionadas por SEDENA, se destaca que durante el año 2019 se logró la rehabilitación de 130 individuos de fauna silvestre mediante rescates e incautaciones. En los últimos cinco años, se han liberado 129 y rehabilitado 371 especies, entre las que se incluyen el jaguar, la guara (verde y roja), el mono, el mapache, el garrobo, onzas, pericos, tigrillos, tucanes y mapaches, siendo estas las especies más afectadas por esta problemática.
Es relevante señalar que las cifras indican una notable disparidad entre la rehabilitación y la liberación, sugiriendo la existencia de posibles desafíos o cambios en las políticas de liberación. Este indicador nos proporciona una base para evaluar y ajustar estrategias, asegurando un enfoque efectivo y sostenible para la conservación de la fauna silvestre en Honduras.
Honduras, con una extensión territorial de 112,492 km², presenta una distribución ambiental significativa. Su cobertura forestal abarca el 56.1%, mientras que el 41.9% corresponde a áreas no boscosas, y un 2.0% corresponde a superficies de agua (ICF, 2018). Dentro del territorio nacional, el 41% ha sido designado como áreas protegidas. Entre estas, se destaca la Biosfera del Río Plátano, reconocida como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, representando un testimonio invaluable de la biodiversidad hondureña y subraya el compromiso del país con la conservación y preservación ambiental.
En las últimas décadas, se ha evidenciado una disminución de la cobertura forestal resultado de acciones irresponsables e intereses particulares. Estos factores comprometen la supervivencia de la biodiversidad, manifestándose a través de prácticas como la tala excesiva de árboles para la construcción de asentamientos humanos, embalses y carreteras, así como el uso inadecuado de la tierra para la agricultura y la ganadería. Estas actividades, entre otras, representan causas significativas que impactan negativamente en los ecosistemas.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Instituto de Conservación Forestal (ICF), se evidencia la deforestación bruta discriminada por tipo de bosque durante el período analizado. Se observa que el bosque Latifoliado deciduo experimentó una pérdida de 354,238 hectáreas, mientras que el bosque de coníferas registró una deforestación de 94,065 hectáreas.
En contraste, no se detectaron casos de deforestación en el bosque de mangle y en el bosque latifoliado húmedo durante el periodo de estudio. Estos datos ofrecen una visión detallada de las tendencias en la pérdida de cobertura forestal, destacando áreas específicas de preocupación y aquellas que han mantenido su integridad. Este indicador nos proporciona una base para evaluar y ajustar estrategias, asegurando un enfoque efectivo y sostenible para la conservación de los ecosistemas en Honduras.
En el año 2018 el Instituto Nacional de Conservación Forestal (ICF) con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) logró estimar una cobertura forestal de 6,314,814.59 hectáreas; esto indica que alrededor del 56.06% de la superficie del territorio hondureño está cubierta de bosque. Dicha superficie forestal se encuentra distribuida en tres grandes categorías de bosque (68.30% latifoliado, 30.91% conífera y 0.79% mangle). (ICF, 2022).
Entre las causas que han contribuido al deterioro de estos bosques están las naturales (plagas y condiciones climáticas adversas) y aquellas provocadas por el hombre como la tala y los incendios forestales que muchas veces son las que más daños causan. El mismo ICF a través de sus registros permite una caracterización de estos últimos, por ejemplo, en el periodo 2018-2022 el número de incendios presentó un crecimiento promedio de 14.3%, siendo 2022 el año que mostró mayor crecimiento respecto al año anterior con un 134%.
Específicamente, en 2022 se contabilizaron un total de 1,912 incendios de los que resultaron 196,769.8 hectáreas quemadas a nivel nacional; los departamentos más afectados según hectáreas quemadas fueron Francisco Morazán (34,818.59), Gracias a Dios (34,277.98), El Paraíso (30,074.25) y Olancho (29,585.97). De este total de incendios, el 76.7% tienen por causa de origen la mano criminal, 10.7% las quemas agrícolas, otro 6.9% las actividades de pastoreo, 2.8% a caminantes nocturnos y 2.9% otras causas como la quema de basura.
Si bien es cierto que Honduras ha contado con un marco legal-institucional importante para la gestión de los residuos sólidos, es a través de la adopción en 2015 de la Agenda 2030 que el país se planteó objetivos específicos para la reducción del impacto ambiental negativo de este tipo de desechos, principalmente en las grandes ciudades. Aún con ello se ha tenido la dificultad de no contar con información continua que evidencie los avances en la materia.
En el diagnóstico del año 2016 sobre la situación de la gestión de residuos sólidos en Honduras se estimó que el país generaba alrededor de 5,666 toneladas de residuos al día donde el 89% tenía por destino los botaderos (controlados o de cielo abierto) y a penas el 11% terminaba en rellenos o sistemas adecuados; sobre esta base y las proyecciones de crecimiento poblacional a nivel nacional también se estimaba que la generación de dichos residuos llegaría aproximadamente a 6,000 toneladas al día en el año 2020. (MiAmbiente, 2017).
Para el año 2021 la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA) reportó la recolección de 2.4 millones de toneladas de residuos sólidos de las cuales el 55% tuvo como destino final sitios informales, esto se explica, en parte, por el hecho que en general, las municipalidades no cuentan con mecanismos y sitios de disposición final adecuados; 41.4% que fueron depositadas en sitios adecuados y; 3.5% cuyo destino fue el reciclaje.
Al observar la composición de estos residuos recolectados según sus características, se tiene que un 57.9% de ellos fueron orgánicos, 17.4% papel y cartón, un 14.4% plásticos y el restante 10.3% resulta de metales, textiles, vidrios, cuero y otros tipos de materiales.
"ProAgenda es un proyecto de apoyo a la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en Honduras con un abordaje orientado al cambio climático y quien moviliza sus acciones a partir de una visión integral de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París, ayudando a crear un entorno habilitante para vincular la mitigación y la adaptación al cambio climático con un proceso de transformación para el desarrollo sostenible en Honduras.."